3 recetas con queso fresco para chuparse los dedos

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Hoy continuamos con hablando del queso fresco trayéndote 3 recetas deliciosas y facilísimas para que pongas en práctica. Presta atención.

En anteriores posts te hemos hablando del queso fresco, hablándote de sus propiedades y desmintiendo mitos sobre el mismo, como por ejemplo, que engorda. En el post de hoy te traemos tres recetas con queso fresco para que te beneficies de este superalimento tan versátil. 

¿El queso fresco engorda?

Tarta de queso fresco

Se trata de una receta riquísima, muy fácil de elaborar que tiene una textura muy cremosa. Para elaborarla necesitaremos 400 gramos de queso fresco, 300 mililitros de nata, 160 gramos de azúcar, 1 cucharadita de vainilla, 50 gramos de harina y 3 huevos grandes.

Para comenzar esta elaboración, debemos mezclar en un recipiente el queso fresco, el azúcar y la nata para cocinar. Nos ayudamos de una batidora para conseguir una masa homogénea y sin grumos. Es importante que no batamos en exceso para no introducir demasiado aire en la mezcla, así evitaremos que la masa forme grietas durante el horneado. El siguiente paso es añadir la esencia de vainilla y los huevos. Seguimos batiendo hasta que se integren todos los ingredientes en una mezcla homogénea y sin grumos. Por último añadimos la harina tamizándola con un colador para evitar que haya cálculos en la masa. Integra bien la harina con unas varillas.

Utiliza un molde para hornear, engrasado previamente para verter la mezcla. También podrás usar papel de hornear y evitar así que la tarta se pegue al desmoldar. Debemos precalentar el horno con calor por arriba y abajo a 200 grados. Cuando esté listo, introducimos nuestro molde y horneamos durante 170 grados durante 35 minutos.

Pasado el tiempo, apagamos el horno y dejamos enfriar la tarta dentro del mismo y con la puerta cerrada. Una vez el horno esté frío, podremos sacar la tarta y dejarla refrigerar en la nevera. Lo ideal es que permanezca al menos un día, para que la masa se asiente como es debido. Pasado este tiempo podremos desmoldar y aderezar la tarta con nuestra mermelada preferida. Las de frutos rojos o arándanos son ideales para este tipo de postres ya que no solo decoran, sino que aportan un contraste de sabor delicioso. 

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Soufflé de queso fresco

Una receta de lo más suculenta. Se trata de un plato francés con una presentación muy sofisticada y un sabor delicioso. Para su elaboración necesitaremos: 125 gramos de queso fresco o requesón, 3 huevos medianos, medio vaso de leche  o 125 mililitros, 1 cucharada sopera de harina de trigo normal, otra de harina de maíz refinada (Maizena), mantequilla y harina para engrasar los moldes y sal y pimienta al gusto. 

Primero mezclaremos en un cazo los dos tipos de harina y le iremos añadiendo poco a poco la leche fría, mientras batimos con unas varillas para que no quede ningún grumo. Cuando la masa esté lisa añadimos el queso fresco desmenuzado previamente y seguimos batiendo y mezclando. También es el momento de añadir la sal y la pimienta al gusto. El siguiente paso es poner a cocer la mezcla a fuego medio y removerla continuamente para que no se pegue. Cuando la masa espese estará lista. Entonces la trasladamos a otro recipiente para dejar que se enfríe. 

Por otro lado comenzaremos a montar las claras de huevo, de manera que queden al punto de nieve con una pizca de sal.Para ello usa unas varillas muy frías, a poder ser eléctricas, aunque también puedes servirte de unas manuales. Las yemas las añadimos a la crema de queso ya fría que habíamos preparado previamente y las integramos bien. Después será el momento de añadirles las claras montadas con movimientos envolventes para que no se bajen. 

Para preparar los moldes, es importante que los engrases con harina y mantequilla antes de verter en ellos la mezcla. Precalienta el horno y  cuando esté listo introduce los moldes durante 20 minutos a 175 grados, con calor por arriba y por abajo, pero sin aire. La masa subirá mucho por lo que, para que no se baje y quede una presentación exquisita, sirve inmediatamente nada más retirar del horno. 

Queso frito

Es un aperitivo ideal, un rebozado delicioso solo apto para paladares exquisitos Para elaborarlo solo necesitamos: 400 gramos de queso fresco cortado en triángulos pequeños, pan rallado, harina, huevo y aceite suficiente para rebozar y freír. 

La elaboración es bien sencilla. En primer lugar si tu queso fresco es demasiado blando, puedes meterlo una media hora al congelador antes de la preparación para que se endurezca y sea más fácil trabajar con él. Una vez lo tengamos cortado en triángulos, solo tendremos que rebozarlo. ¿Cómo? De forma muy sencilla: primero lo pasamos por harina, luego por el huevo batido (aderezado con sal previamente). Cuando esté bien impregnado de huevo por toda su superficie, lo bañamos en pan rallado. 

Mientras, te recomendamos calentar el aceite en una sartén. Usa una cantidad suficiente para que cuando friamos el queso quede bien bañado por todas sus caras. Cuando tengas todos los trozos rebozados con una especie de costra por encima será el momento de pasarlos por la sartén. Será suficiente con unos minutos vuelta y vuelta

Por último, déjalos enfriar en un plato con papel de cocina para que absorban el exceso de aceite. Cuando estén fríos ya podrás degustarlos y acompañarlos con cualquier salsa. Te recomendamos una buena mermelada de tomate. Como ya habrás podido comprobar, el queso fresco casa tan bien con lo dulce como con lo salado. 

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