El té, además de ser una de las bebidas más antiguas del mundo, es una fuente perfecta de nutrientes para nuestro organismo que varía en función de la variedad que escogemos. ¿Ya conoces cúales son las diferencias tipos de té como el té verde, té rojo, té negro, té amarillo o té blanco?
Es un tipo de té que no está fermentado. Después de cosecharse, las plantas se secan, se lían se cuecen al vapor. La principal virtud es su poder antioxidante, gracias a la catequinas y a los polifenoles (también conocidos como „los antioxidantes del té“).
Entre las principales características del consumo de té verde están la prevención de diferentes tipos de cáncer, la regulación de la insulina en sangre, la protección de la salud de bucodental, la ayuda a bajar de peso o a favorecer la concentración mental, entre otras.
El rojo es un tipo de té que sufre un proceso de fermentación de varios años. Por lo general suele ser un periodo que comprende de 2 a tres años aunque hay casos excepcionales en los que puede alcanzar hasta los 60. Al igual que el vino, un mayor tiempo de fermentación se traduce en una mejor calidad del producto.
La principal propiedad del té rojo es la ayuda a la pérdida de peso y a saciar el apetito. Además, también contribuye a hacer la digestión, reducir colesterol en sangre o a depurar nuestro organismo. Puede ser una buena opción si llevamos varios días con excesos de comida y bebida.
El té negro, a diferencia de otros, sufre un proceso de oxidación y se obtiene a partir de las hojas de la Camellia Assamica. Contiene más cafeína que otros tés con menores niveles de oxidación, lo que hace que su aroma sea más intenso.
Su principal virtud, gracias a su contenido en flavonoides complejos, es el de reforzar el sistema inmunitario, lo que a su vez se traduce en una protección del sistema cardiovascular.
El té blanco es el que posee más propiedades antioxidantes gracias a su alto índice de polifenoles. A pesar de que es el más caro de producir, su proceso no es el más largo. A diferencia de variedades como el té verde, el blanco tiene la mitad de cafeína.
El té blanco contribuye a combatir la fatiga mental y física, a eliminar grasas, a reducir el nivel de colesterol en sangre o a incrementar las defensas del organismo.
A pesar de ser una variedad menos conocida, el té amarillo se consume desde hace milenios en China y actualmente es cada vez más popular en el mundo occidental. A pesar de su aparente semejanza al té blanco o verde, el amarillo tiene sus propias características. Se obtiene a partir de un proceso lento de oxidación y fermentación de los polifenoles.
Es bueno para el sistema cardiovascular, perder peso y favorecer la digestión, además poseer propiedades anticancerígenas.
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Fuente: OKDiario
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