La repostería creativa está de moda. Eso sí, quizás aún falte algo más de tiempo y empuje para consolidar esta tendencia y poder hablar de una realidad completamente madura. Pero no se puede negar que el consumo de postres como cupcakes y cookies de sabores o tartas personalizadas tiene cada vez más adeptos tanto en España como en Europa, lo que ha favorecido la proliferación de pastelerías que apuestan por esta forma de entender la repostería.
Si hay un país asociado al mundo de la repostería creativa es Estados Unidos. Allí se ha impulsado desde hace décadas la creación de postres originales y personalizados utilizando ingredientes que en Europa son menos habituales. Es el caso del fondant, una pasta con la textura de la plastilina que está elaborada con agua y azúcar, o los colorantes de sabores para teñir de distintos tonos el postre en cuestión.
Para Patricia, emprendedora y dueña de Ddulce, la difusión de esta tendencía repostera debe mucho a Sexo en Nueva York, una serie televisiva estadounidense que ha cautivado durante años a la audiencia catódica, especialmente femenina. La trama estaba protagonizada por un heterogéneo grupo de amigas que lidiaban con los problemas de encontrar la felicidad a los 40.
Uno de los sitios recurrentes en muchos episodios era Magnolia Bakery, una pastelería en el que las protagonistas de la serie discutían de sus problemas mientras disfrutaban de muffins y cupcakes, algo que ha servido para catapultar a la fama a este comercio y aumentar considerablemente el consumo de estos dulces.
Este no es el único programa que ha impulsado la difusión de la repostería creativa. Patricia asegura que realities shows como «Ace of Cakes» o «El Rey de las tartas», en el que el chef Buddy Valastro hacía volar su imaginación haciendo tartas 100% personalizadas, también han supuesto un importante empujón en el éxito actual esta tendencia. Lo mismo podría decirse de otros programas como Ace of Cakes
Una de las principales virtudes de las tartas elaboradas con fondant es que se conserva extraordinariamente bien al guardarse en frío. Eso, sumado a las inmensas posibilidades que aporta el poder personalizarla, hace que sea el postre preferido en la mayoría de banquetes y celebraciones que se hacen en EEUU y otros países latinoamericanos influidos por la cultura yankee.
Al respecto, Patricia comenta que en algunos de estos países, se guarda el último piso de la tarta de boda para comerla en el primer aniversario de los desposados. Esta tradición, con algún cambio, también está presente en Inglaterra ya que al haber sido la metrópoli de EE.UU, ha contribuido a la extensión de estas costumbres. Lo que ocurre en Inglaterra es que el último piso de la tarta de boda se come en el bautizo del primogénito, como demostraron recientemente Guillermo de Inglaterra y Kate Middleton.
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